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jueves, 9 de agosto de 2012

Tenacidad - Helado de Vainilla

En mi media isla estamos que no cabemos de alegría (yo incluida aunque esté a 8000 kms). En una misma noche ganamos una medalla de oro y una de plata en los JJOO. Para nosotros eso no es mucho, es infinito. Representan un tercio de toooodas las medallas de nuestra historia (6 en total).
La medalla de oro la ganó Félix Sánchez en 400 mts vallas, igual que hizo en Atenas 2004 (ese que ha salido en todas las televisiones llorando como un niño en la entrega de medallas, aquí explican muy bien el por qué). La de plata fue en 400 mts lisos ganándola Luguelin Santos. 

Como estoy tan lejos de mi tierra hasta las rondas de clasificación no tenía ni idea de quien es Luguelín Santos. Tiré de internet y me enteré de su palmarés (7 medallas entre Panamericanos, de Juventud y mundiales Junior) y ahora suma una medalla de plata olímpica con tan solo 18 años. Bastante impresionante, no?
Pues no. Lo impresionante es la historia de ese chico. Nació y creció en un pueblo al norte de Santo Domingo, que no se caracteriza por su fuerza económica precisamente. Empezó a correr con 7 años, alentado por una prima mayor que practicaba atletismo. Entrenaba descalzo y muchas veces sin haberse llevado nada a la boca. En una entrevista de hace unos años Luguelín contaba que cuando daban el receso a media mañana él se quedaba dentro del aula para no ver a los demás comiendo, por qué el no había desayunado y no tenía nada para merendar. No tengo palabras para describir su casa y el lugar donde descansaba. Los lectores que conocen las zonas pobre de latinoamérica saben a que tipo de viviendas me refiero: techos y paredes agujereados, suelo de barro...
Cuenta su madre que hace tan solo 4 años clasificó para el torneo de escolares que se haría en una ciudad del sureste del país. Para esa competencia no tenía zapatillas, pero le regalaron unas usadas el día anterior, que él mismo cosió. Se fue a entrenar esa tarde y allí se les rompieron, volvió a coserlas para la competencia y se le volvieron a romper. Pero sus vicisitudes para llegar a esa competencia no quedan ahí,  tenía que desplazarse a la ciudad del torneo y para el billete de bus necesitaba 6€ que su madre no tenía. Una señora del barrio le dió 2€ y aún así su madre no tenía para darle los otros 4€ que le faltaban. En la tarde otra persona del barrio le dio el resto del dinero. 
Dice su madre que para ella ha sido muy fuerte no poder darle a su hijo el mínimo que necesitaba para competir, que era lo único que él quería, que "si tú lo enseñas desde niño a pasar hambre... pero si quiere ir a una competencia y tú no se lo puedes facilitar", eso para ella ha sido lo más grande, que no tengas ni siquiera para que se compre una botella de agua. Finalmente en esas condiciones se fue a su torneo escolar y ganó el primer lugar. Volvió a casa entre burlas por sus zapatillas rotas, pero ya siendo campeón. Cuatro años después se colgó su primera medalla olímpica (de muchas otras que seguramente ganará).

Con ese ejemplo de tenacidad me quedo y os traigo un clásico que es imprescindible tener una buena receta: Helado de Vainilla. No hay comparación entre un helado casero y uno comprado, para conseguir el mejor helado de vainilla he tenido que probar varias recetas, esta que os traigo es la mejor con diferencia. Yo tengo esta heladera que me ha dado muy buen resultado. Una cosa importante al hacer helado en casa es que la receta sea de proporciones adecuados a tu heladera. La mía por ejemplo es pequeña y debo reducir las recetas normalmente a la mitad. Si echas mucha cantidad de crema a una heladera pequeña se puede atascar e incluso desbordar y tener un desastre mas que un helado. 
¡A la cocina!

Helado de Vainilla (Adaptada de El Monstruo de las Galletas)

Ingredientes
1/2 Lt. (2 tz) de leche entera
4 yemas de huevo
100 grs (2/3 tz) de azúcar
1/2 vaina de vainilla

Preparación
Corta la vaina de vainilla por la mitad, a lo largo y raspa las semillas. Incorpora tanto las semillas como la vaina a la leche en una olla mediana y pon a fuego medio alto hasta que empiece a hervir. Al empezar a hervir retira del fuego y deja infusionar unos minutos.
Mientras tanto mezcla las yemas con el azúcar, sin llegar a batir, sólo mezclar. Añade la leche poco a poco y ve mezclando. Una vez esté todo mezclado lleva a fuego medio durante unos 10-12 minutos sin dejar de mover y sin que llegue a hervir, hasta que espese. Deja enfriar y lleva a la heladera siguiendo las instrucciones del fabricante. Si no tienes heladera lo puedes llevar al congelador y remover cada media hora durante 3 horas aproximadamente. 
¡A comer!






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